La importancia de vivir en agradecimiento 

Esta semana celebramos el día de Acción de Gracias. Independientemente del significado histórico, cultural y capitalista, ese día se destaca por la abundancia de alimentos, unión familiar, celebración y con ellos los excesos que la falta de prudencia pudiera suceder.  

Pienso que si queremos tener una mirada positiva hacia la vida, hacia nuestras circunstancias y hacia nuestras experiencias, el agradecimiento, la gratitud nos da esa chispa de energía, de buena vibra para seguir adelante. 

Dentro de mi práctica diaria de  mindfulness o atención plena,  como parte de mis reflexiones diarias, incluyo el agradecimiento. Comencé por agradecer al universo, a la divinidad, a Dios, cada día que me permite abrir los ojos, respirar, tener un techo. Agradezco por lo que soy  y por lo que tengo. 

Agradezco la oportunidad que cada día trae consigo de poder hacer las cosas lo mejor que puedo. Hace varios meses realizo ese ejercicio y me he percatado que cada vez encuentro una nueva razón para dar gracias. Muestro mi gratitud por cada terapia que ofrezco y cada oportunidad que tengo de ayudar a otras personas que vienen a mí en busca de sentirse mejor y de aprender a cuidarse. 

También por cada comida que ingiero en el día, por los días que no se va la electricidad, por el agua potable, por tener techo y comida. Por tener familia, amigos, clientes, vecinos y por cada persona que hace posible que pueda tener acceso a todas las cosas que disfruto y que por desgracia damos por seguras cuando pueden faltar en cualquier momento. 

Agradezco por los momentos difíciles y de prueba porque, aunque en ocasiones puedan ser dolorosos, me permiten ejercer mi creatividad e intelecto para resolver las situaciones de la mejor manera posible. 

Me he percatado de que agradecer cada día al principio y al final del día me da  mejor ánimo. De igual forma me ha vuelto más optimista porque puedo apreciar las pequeñas cosas que la vida ofrece.  

Despertar cada día nos permite oportunidades infinitas, dependiendo de cómo veamos las cosas que nos suceden. Podemos ver el vaso medio vacío, maldecir por todo, discutir con otras personas, ser implacablemente duros con nosotros mismos. Esa actitud solo nos amargará, nos hará sentir más frustrados y nos rodearemos en una nube de pesimismo porque nuestros ojos verán todo lo malo que nos rodea y pasará por alto las bendiciones que recibimos cada día. 

Si es cuestión de elegir, te invito a que hagas la prueba y comiences a agradecer las pequeñas cosas. El que puedas leer este blog, por ejemplo, te ofrece la oportunidad de agradecer por tener vista, por haber sido educado y poder leer, por contar con un equipo electrónico que te permite acceso a información, contenido, educación, entretenimiento, direcciones, compras, con solo tocar un botón y sin moverte de donde estás. Esas pequeñas cosas son oportunidades para agradecer. Te invito a que la aproveches. Notarás que cambiará humor y tu estado de ánimo. 

Agradece esa persona que está en tu vida, con quien discutes y tienes desacuerdos, porque sigue ahí, junto a ti, escuchándote. Agradece a tu familia, a tus amigos, que te aplauden en tus victorias, te consuelan en tus momentos tristes, te dan aliento cuando te sientes desfallecer. 

Agradece porque aunque tengamos un gobierno con sus imperfecciones, podemos salir a la calle sin pedir permiso ni dar excusas y por no vivir en un país en guerra.  

Doy gracias porque te tengo a ti, que me lees, por tomar este tiempo, por hacer un alto y leer este blog. Por ser mi amig@, mi cliente y por ser la razón de para poder ejercer lo que practico con amor. 

Cuidarte es quererte