February 20, 2023 4 min read
“Si alguien desea una buena salud, primero debe preguntarse si está listo para eliminar las razones de su enfermedad. Solo entonces es posible ayudarlo.”
Hipócrates
A diario atiendo personas que acuden a mí para manejar su dolor y sus molestias crónicas.
La inmensa mayoría de las personas que atiendo sufren por dolores en la espalda, el cuello, las manos, inflamación generalizada, rigidez, restricción de movimiento. Todo relacionado con la movilidad.
Durante la consulta conversamos sobre sus estilos de vida: sus hábitos de sueño, actividad física, niveles de estrés y lo más importante: su alimentación.
Mi responsabilidad como terapeuta es ayudarlos a comprender cómo funciona su cuerpo y cómo las decisiones que toman a diario en torno a su salud pueden afectar de manera positiva o negativa cómo se sienten.
En mi práctica, combinada con elementos de la Medicina Tradicional China, les explico que nuestra salud se ve afectada por nuestros estilos de vida, nuestras emociones y por el clima. Las emociones y los estilos de vida juegan un papel crucial en cómo nos sentimos.
Si las emociones se salen de control, nuestro cuerpo se desestabiliza. Se afecta la armonía cuerpo-mente y comenzamos a notar los efectos en nuestro rendimiento.
De igual forma, los estilos de vida como los hábitos de sueño, la actividad física y nuestra alimentación también influyen en cómo nos sentimos.
Lo que parece ser un común denominador en las personas con dolores e inflamación crónicos es la alimentación.
Según he explicado en escritos anteriores, existen alimentos que pueden producir procesos inflamatorios en nuestro cuerpo. Como consecuencia se produce inflamación en las articulaciones, dolores, resequedad en los ojos, la piel, picor en los oídos, la garganta, goteo nasal, nos sentimos más cansados, más lentos, se presentan problemas gastrointestinales, y otra larga lista de males.
El tema de la alimentación es neurálgico. En muchos casos, las personas conocen qué les cae mal, qué su cuerpo no tolera. Aun así, lo continúan ingiriendo.¿Por qué?
Las razones pueden ser varias. Una razón que sí puede identificarse en la mayoría de los casos es el apego. Ese deseo de comer algo que nos encanta aunque nos produzca dolor más adelante.
Nos embriaga esa gratificación al momento de consumir lo que tanto nos gusta.
Comienza por un pensamiento o una idea de querer comer ese alimento que nada más pensarlo se nos hace la boca agua, sin importar las consecuencias. Nos surge un deseo y tenemos que correr a satisfacerlo, sin importar las consecuencias, aunque estas sean en detrimento de nuestra salud.
Por mi parte como terapeuta veo más allá de cómo se siente la persona en el momento en que vienen a verme. También puedo ver cómo el controlar o eliminar algunos alimentos inflamatorios en su dieta y hacer un poco de actividad física podría hacerlos sentir mucho mejor. Y al sentirse bien su ánimo mejora y podrán tener deseos de hacer otras cosas en su vida que no desean realizar porque el dolor que sienten y la frustración no los deja ver más allá de su sufrimiento.
La buena noticia es que nosotros tenemos control de nuestros pensamientos y no viceversa. La función de la mente es generar pensamientos, ese es su trabajo y los genera de todo tipo: agradables, desagradables, alegres, tristes, y por ahí sigue la interminable lista.
Una vez sabemos que tenemos el control de lo que pensamos podemos ser más juiciosos y decidir si eso que nos queremos comer o tomar nos viene bien. Si nuestro cuerpo reacciona de una manera poco favorable que nos hace sentir mal luego. Y ese malestar puede durar días y no entendemos por qué.
Aunque cada cuerpo es diferente y reacciona a alimentos de una forma distinta. Existen varios grupos de alimentos que provocan inflamación generalizada en el cuerpo.
Estos grupos de alimentos son: las harinas y los productos refinados; los lácteos, (debido a la lactosa y los antibióticos que consumen las vacas) el azúcar con todos sus sirops, (gran inflamatorio, también por ser producto refinado) el café y el alcohol.
Otras personas reaccionan a las nueces, los tomates, algunas frutas y tienden a ser casos bastante específicos de intolerancias o reacciones alérgicas.
Si sabes qué te provoca inflamación cuando lo comes, tienes una herramienta muy poderosa y es el saber lo que te enferma. Y si ya los sabes, puedes hacer algo al respecto para sentirte bien.
Las alternativas van desde eliminar ese alimento hasta buscar un sustituto saludable para que puedas disfrutarlo sin tener las consecuencias de sentirte mal después.
Siempre le informo a mis clientes que los profesionales de la salud pueden ayudarlos a identificar qué les hace daño, por qué surge el apego y las alternativas que tienen para comer algo de gusto similar y de menor consecuencia para la salud.
¿No es una herramienta poderosa el poder identificar el origen de tu dolor para poder erradicarlo de tu vida y abrazarte a llevar un estilo de vida saludable, libre de dolor y sentirte más feliz?
Si eso es lo que deseas, te invito a que me contactes para trabajar juntos y así puedas sentirte bien.
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