July 03, 2023 4 min read
En estos días he estado muy reflexiva acerca de las emociones y por supuesto, mis emociones. Pienso que cómo es posible que un tema tan importante no se enseñe en las escuelas. Cómo identificarlas, lo crucial que es el poder permitir que afloren de una manera saludable, poder catalogarlas con nombre, cuál es la sensación que se siente y percatarse cuándo las emociones fuertes van bajando su intensidad.
Enseñarlo en el aula de clases puede ser una alternativa cuando esos temas no se tocan en casa. Así uno como estudiante puede recibir esa información de manera educativa y te sirve como herramienta para utilizarla toda la vida.
Sentir las emociones lo viví muy recientemente. Iba conduciendo, escuchando música, de los Beach Boys precisamente. Entre esas canciones surgió una, que había olvidado por completo que era interpretada por ellos. En el momento que la escuché, estallé en llanto.
Afortunadamente iba sola y me permití que toda la emoción saliera.
Es interesante la magnitud y la fuerza con la que somos capaces de sentir dolor emocional. Puede manifestarse de distintas maneras: dolor en el pecho, dolor de cabeza, palpitaciones rápidas, debilidad.
Cuando te das la libertad de sentir emociones intensas, luego queda una sensación de liviandad. Primero sientes la pata de elefante pisando sobre tu pecho, hasta que permites fluir lo que sientes. Luego respiras profundo y lo que sientes es tranquilidad total.
La intensidad solo dura 90 segundos
Les aclaro que lo que escribo es como parte de mi experiencia de vida, no soy psicóloga. Comparto mis vivencias por si puede servir de ayuda a quien esté atravesando por una situación similar.
Leyendo sobre emociones e inteligencia emocional, aprendí que las emociones, esa experiencia que desencadena en cambios neuroquímicos en el cerebro, solo dura 90 segundos. ¡Sí, solo un minuto y medio!
Ese es el tiempo en que tardan los químicos del cerebro en llegar a la sangre y que esta los metabolice. Si nos permitiéramos ese tiempo para sentir y dejar ir, la vida podría ser menos dolorosa.
Entonces, si solo dura 90 segundos, por qué el dolor, sufrimiento, coraje, puede durar minutos, horas, días y hasta mucho más tiempo? Porque con nuestros recuerdos y volver a pensar en sucesos del pasado, alimentamos esa emoción que resurge una y otra vez. Lo que hacemos es revivir una emoción que ya pasó.
“La emoción por tanto dura solo 90 segundos, y lo que generamos a partir de ese momento cuando no conseguimos desconectar del problema se llama estado de ánimo”, explica la psicóloga clínica María Isabel del Río López en el portalpsicoabreu.
Les cuento que hace años yo no me permitía sentir. Prefería quedarme o mostrar que era un témpano de hielo. Sin nada de emociones que afloraran, no importa la circunstancia. No era indiferente a lo que sucedía, solo que no demostraba emoción visible. Me llenaba de orgullo tener el “temple” en cualquier situación por descontrolada que fuera.
Eso me recuerda una película danesa que vi hace poco tiempo “The Food Club”. Era la historia de tres amigas adultas mayores que visitaron Italia para tomar unas clases de cocina como regalo de la hija de una de las mujeres. Durante ese viaje, una de ellas había sido abandonada por su esposo, otra era viuda hacía 8 años y estaba renuente a rehacer su vida y la otra, rodeada de glamour se negaba a reconocer el paso del tiempo en su vida y en su cuerpo.
Una de ellas, la que sufrió abandono era una mujer que no se permitía sentir emociones. Cuando comenzaba a llorar se abofeteaba para impedir el llanto. Así era su vida, en neutro en todos los aspectos: no reía, vestía de colores monótonos, no se arreglaba, y así mismo era la la comida que preparaba en las clases de cocina era insípida.
Hasta que un día en una de las clases la emoción la embargó y tuvo que salir del salón, ubicado en una hermosa campiña en Puglia. Cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar intensamente. En ese momento, empezó a llover. Miró al cielo y sintió las gotas de lluvia cayendo sobre su rostro, sobre su boca. Sus manos tocaban la tierra y agarró un puñado para sentir su textura. Tomó una hoja de albahaca, la olió, sintió su aroma. Se detuvo a observar los colores del cielo, las nubes, los árboles. Fue una epifanía para ella.
Desde ese momento se dedicó a conocer sus emociones, a ver los colores de la naturaleza y hasta le pidió al maestro de cocina que le enseñara de nuevo, desde cero, con una nueva perspectiva.
Si les interesa la película, es del año 2021 y está en Amazon Video.
En el momento en que te permites sentir, la vida se vuelve más liviana. Cuando aflora una emoción, en vez de reprimirla, procura identificarla de manera precisa. Desilusión, decepción, tristeza profunda, en mi caso, fue lo que sentí.
Date el permiso de sentir. Si necesitas abundar sobre el tema, busca un profesional de la salud que pueda ayudarte. Si careces de un contacto, cuento con una red de profesionales de la salud que pueden ayudarte.
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