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Intencionalmente calendaricé redactar este blog el viernes a la 1 de la tarde. En lugar de hacerlo, procrastiné. En vez de sentarme a escribir hice otras cosas.
Aproveché el día muy bien, pero no con lo que tenía pautado hacer. Entonces, recalendaricé escribir 3 blogs desde las 11:30 am hasta la 1:30 pm del sábado. Aquí estoy, enfocada, redactando. En el momento de este teclear son las 12:24 pm. Estoy a tiempo.
Visito una psicóloga extraordinaria hace dos años aproximadamente. La recomendación llegó vía mi médico de cabecera, profesor y mentor Dr. Juan Alicea. El era un excelente doctor que también practicaba la medicina tradicional china, además de ser médico de familia.
Aprovecho esta semana para conversar sobre mi percepción sobre la espiritualidad. Y con esto no me refiero a la práctica de una religión en específico. Tampoco de ir a una iglesia, templo o culto. La espiritualidad tiene diferente significado para cada persona.
¡Les tengo noticias! Me convertí en dueña de una perrita. Es la primera vez de vida adulta que tengo una mascota.
Su nombre es Pi, tiene 11 meses y la conozco desde el día en que unos amigos la adoptaron. Estuve presente en su vida desde el primer día que llegó a la casa. De esas veces que llegan pensamientos intuitivos, miré a la perrita, jugué con ella y pensé “algo me dice que voy a terminar quedándome con esta chica”.